jueves, 8 de julio de 2010

Jueves (2)

Con una sonrisa exagerada el hombre se levanto de la cama. Mientras buscaba su ropa interior en el suelo de la habitación, volteó a verla.
Desde la cama, todavía desnuda, ella lo miraba pícaramente mientras jugueteaba con las sábanas.

Una vez vestido se despidió rápida y secamente y se dirigió a la puerta. En el camino vio un portarretratos en el que aparecía su compañera de cama junto a un hombre. Siempre se había preguntado que clase de hombre dejaba a su mujer sola todo el día, para que lo engañase con un tipo como él. Sin embargo no le daba muchas vueltas, el pobre pendejo no sabía, así que ¿qué importaba?

Salió del edificio sin mucha prisa, y a pesar que era todavía temprano, decidió ir al bar que siempre frecuentaba. Al llegar se sentó solo en una mesa que miraba a la puerta; pidió una cerveza barata y comenzó a mirar a su alrededor.

Era jueves, “Ladies Night”, así que contó más de 20 chicas en el local. Pero ninguna era de su agrado, se consideraba demasiado atractivo como para que alguna de estas “cualquiera” fuese digna de estar con él.

De pronto vio a la joven en la barra, la reconoció inmediatamente por sus botas altas y su pintura de labios. Cuando la vio sintió que por fin alguien que valía la pena aparecía en ese rancio bar. Imaginó un posible encuentro con la joven y se emocionó al darse cuenta que tenía dinero suficiente para pagarle. Además, sabia por experiencia que, a pesar de ser una de las que por más había pagado, realmente valía su precio.

Mientras el camarero le traía su bebida la joven salio rápidamente del lugar. Por un momento se molestó por perder la oportunidad, pero luego, después de pensarlo un poco le resto importancia; todavía tenia el fresco recuerdo de su ultima sesión y además, era temprano, estaba seguro de que esa misma noche compartiría cama con otra mujer.

Mientras bebía su cerveza entró al bar un hombre visiblemente alterado. Se encontraba sudando y estaba pálido. Se detuvo a unos pasos de la puerta y comenzó a mirar a la gente, como si buscase a alguien. Sentado en su mesa el hombre pensó conocer al personaje de la puerta, pero no estaba seguro de donde.

Tomo un ultimo trago de su cerveza y le hizo una seña al camarero para que le trajera otra. Volteo la mirada de nuevo al hombre de la puerta, este seguía parado en el mismo sitio y ahora parecía escrutar el otro extremo del bar. Sabía que lo conocía de algún sitio, pero no lograba identificar exactamente de donde.

Mientras estiraba la mano para tomar la cerveza que le traía el mesero, una sensación horrible apareció en su estomago. Era como un eléctrico. Finalmente recordó quien era el hombre de la puerta.

Cuando regreso su mirada hacia él, el hombre de a puerta, pálido como papel, lo miraba fijamente desde el mismo lugar que se encontraba desde que había llegado.

El hombre intento pararse de su mesa lo más rápido que pudo, pero antes de conseguir siquiera apoyo, tres disparos en su pecho interrumpieron sus movimientos.

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