jueves, 29 de julio de 2010

Despierta

En cierto modo todos creemos que vivimos en una película. Las mujeres creen que llegará su príncipe azul y las rescatará románticamente. Y los hombres creemos que aunque hagamos todo mal o cometamos el peor error, la doncella terminará, inevitablemente, en nuestros brazos.

Es una triste realidad, y quien no lo admita se convierte en uno de estos dos personajes: El primero es aquel que cree podrá vivir por siempre siendo un soltero y tendrá oportunidades de sobra para encamar a una gran cantidad de hermosas jóvenes (hombres). El segundo es aquella persona que se convence a si misma que no necesita a nadie para ser feliz, pero se entierra a si misma en su mundo laboral y se convierte en una super exitosa y poderosa mujer de negocios (mujeres). Existen sus variantes pero al final todos creemos en el “final feliz”.

Pues la vida no es así. Los verdaderos príncipes azules son feos; y el tipo de mujer que pasa su vida esperándolo le caminara por un lado sin prestarle atención, guiada por su superficialidad. Cuando un hombre la caga, la caga y se acabó. No hay doncella que de segunda oportunidad, y si la hay, lo más probable es que sea defraudada de nuevo por su pareja.

La vida esta llena de sorpresas desagradables que no aparecen en las películas que tienen un final feliz. Y a diferencia de Hollywood, la chica no renunciará a su novio millonario por encontrarse contigo en un rendez-vous romántico, ni el caballero improvisará un elocuente y espectacular discurso que te hará llorar y perdonar todas sus faltas y errores.

Lo más probable es que no seas “feliz para siempre” con tu primer amor, ni que choques tu carrito de automercado con la persona perfecta. Así que hay que dejar de esperar lo que no va a venir.

Si le hiciste daño a alguien, no esperes un final feliz.
No hagas las cosas esperando que al final te quede una moraleja.
No le des vueltas a asuntos que ya terminaron.
No seas melodramático.
En cambio, aprecia lo que tengas por lo que es en verdad.
Vive la vida como es, vive la realidad.
No esperes que el destino te traiga lo que quieres, lucha por ello, o al menos intenta.
Acepta la realidad, aun cuando no quieras hacerlo.
Despierta.

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